Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

 


Los malos hábitos se convierte en vicios que con el pasar del tiempo se vuelven parte de nuestras vidas. Muchos de ellos con el día a día se van intensificando a tal punto que pueden traernos consecuencias negativas. Eres tú quien decide que te conviene o no. Recuerda: debes imitar lo bueno y deja que lo malo se vaya.

Hoy citaremos: Salmo 32:8,9

"Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti. 9 No seas como el caballo o como el mulo, que no tienen entendimiento; cuyos arreos incluyen brida y freno para sujetarlos, porque si no, no se acercan a ti".



Imagen tomada de http://www.esecolectivo.com/



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