Toda persona que es exitosa tuvo que aprender del fracaso, no tienes por qué desesperarte si las cosas no salen como quieres. Sigue trabajando con disciplina y sobre todo con mucho amor para conseguir esas metas propuestas. Cuando menos lo pienses conseguirás el fruto de ese sacrificio. No te rindas y nunca bajes la guardia, sin importar las situaciones adversas que se presentan en tu día a día.
Hoy citaremos: Deuteronomio 8:17-18a
No se te ocurra pensar: “Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos”. Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza.
Imagen tomada de https://www.liinks.co/yagedan
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